La industria podrá usarlos como alternativa a la norma de densidades.
Fuente: La Tercera
Planes de manejo individuales (PMI) es el mecanismo que eligió el gobierno para perfeccionar el nuevo reglamento que rige a la producción salmonera, el que podrá utilizarse como alternativa a la norma de densidades establecida en 2012 y que limita la carga por jaula.
El modelo es parte de las recomendaciones entregadas al Ministerio de Economía en los estudios encargados a los abogados expertos en competencia Andrea Butelmann y Francisco Agüero. Los planes individuales, además, ponen fin al anhelo de las empresas del sector de implementar un plan de reducción de siembras (PRS) grupal.
Según la autoridad, el PMI no afectaría la libre competencia, decisión que tomaron luego de conocer los estudios, hechos por separado, donde Butelmann y Agüero analizaron los cambios que el gobierno busca introducir al sector para limitar la producción de salmones y evitar problemas sanitarios y enfermedades como el cáligus (piojo de mar) y una reactivación del virus ISA.
Los informes, entregados en marzo al Ministerio de Economía, en un escenario de precios distinto al actual, son la base de la regulación sanitaria que se trabaja para implementarla desde marzo de 2017. “Los resultados de los estudios sobre libre competencia han constituido un insumo a ser considerado por la Subsecretaría”, dice Eugenio Zamorano, jefe de la división de acuicultura de la Subsecretaría de Pesca (Subpesca).
La normativa se presentó a la industria en septiembre y a fines de ese mes el sector entregó sus reparos, donde reconoce la importancia de las modificaciones y pide medidas estructurales a futuro.
Global versus individual
Los expertos coinciden en que regular la producción salmonera de forma global, en ciertas condiciones podría afectar la libre competencia.
“La cooperación entre empresas de salmonicultura no elimina la competencia entre éstas. En nuestro entendimiento, la cooperación se centraría en la etapa de piscicultura, mas no en aquellas de faena ni en la comercialización del producto. Desde ya, en la etapa de comercialización la competencia no se ve afectada”, cita el texto de Agüero, director del Centro de Regulación y Competencia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
“Luego, la competencia se ve reducida en la etapa de producción, pero el grado de esta reducción depende de cuántos sean los barrios en los que hay coordinación entre empresas”, agrega el documento.
Para Butelmann, en tanto, es “razonable suponer” que los planes grupales podrían ser usados por las firmas de mayor participación de mercado “no sólo como una herramienta que permita internalizar las externalidades propias de los barrios, sino para reducir la producción, incrementar sus ganancias, intercambiar información estratégica, excluir competidores y, en definitiva, producir efectos contrarios a la competencia”.
En su estudio indica que las empresas Marine Harvest Chile, Mitsubishi y AquaChile lideran el mercado según área concesionada, con el 39%. Agrega que de los 86 barrios que hay en el país (hasta 2015), distribuidos entre las regiones X, XI y XII, en 10 de ellos, o 30,9% del total, las firmas más importantes en área concesionada y de producción están presentes (ver infografía).
“Dado que las concesiones de estas tres firmas coinciden en una proporción relevante en los mismos barrios, se confirma que la aplicación de un PRS grupal podría conllevar riesgos anticompetitivos, puesto que se generan nuevas instancias de coordinación”, plantea el texto.
Aplicación del nuevo plan
Tras analizar los estudios, la Subpesca decidió modificar sus programas, aclara Zamorano: “Habiéndose determinado que los objetivos ambientales y sanitarios pueden ser alcanzados por alternativas diversas al porcentaje de reducción de pérdidas grupal, que en ciertas situaciones y condiciones podían poner en riesgo la libre competencia, se ha tomado la decisión de excluir dicha alternativa e implementar el porcentaje de reducción de pérdida individual que no representa riesgo”.
Agrega que se han hecho los ajustes necesarios a los planes de manejo, “acotando estrictamente sus objetivos”. Esto implica, dicen en la industria, limitar el uso de los planes como herramienta de descanso de las concesiones para evitar su caducidad. Las concesiones podrán optar al descanso, previo uso de los planes sólo en un proceso productivo que se extiende de 21 a 23 meses.
Las empresas dicen que para ejecutar un PMI, deben decidir su uso al momento de diseñar la proyección de siembra y siembra efectiva del siguiente ciclo productivo, informando al menos un mes antes del inicio del descanso sanitario.
Con una autorización notarial, la compañía informará a la Subpesca si hará el proceso según el plan de densidades o del PRS, donde con un plan de manejo individual el titular de una o más concesiones de un mismo barrio se compromete a reducir el número de peces que ingresan a los centros de cultivo a cambio mejora su densidad posible. Esto es 17 kg por metro cúbico para salmón atlántico y de 12 kg para trucha y coho.b
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