¿Qué causó la mayor glaciación de la historia de nuestro planeta, conocida como la “Tierra bola de nieve”? Tras años de búsqueda, unos investigadores de la Universidad Harvard en Estados Unidos tienen una nueva hipótesis sobre lo que causó la glaciación desbocada que cubrió con hielo la Tierra de polo a polo.
Diversas investigaciones han situado el comienzo del suceso en unos 717 millones de años atrás, 100.000 años más o menos. En esa época, un gran suceso volcánico devastó un área que iba desde la actual Alaska a Groenlandia. ¿Fue una coincidencia? Los profesores Francis Macdonald y Robin Wordsworth de la Universidad Harvard creen que no.
Ellos argumentan que la actividad volcánica puede tener un gran efecto sobre el medio ambiente, así que la gran pregunta era ¿cómo se relacionaron estos dos sucesos?
Tras descartar algunas alternativas, se determinó que los aerosoles emitidos por los volcanes sí pudieron enfriar con la rapidez necesaria la Tierra, aunque bajo ciertas condiciones.
Los análisis hechos en una zona del Ártico canadiense, de la cual se sospecha que fue el escenario de mucha de esa actividad volcánica inicial, mostraron que la materia pétrea expulsada en las erupciones, y que luego conformaría muchas de las rocas de la zona, surgió a través de sedimentos ricos en azufre, que habrían sido empujados hacia la atmósfera durante la erupción, adoptando la forma de dióxido de azufre. Cuando esta sustancia alcanza suficiente altitud en la atmósfera, posee allí una enorme capacidad para bloquear la radiación solar, sobre todo si asciende hasta más allá de la tropopausa, la frontera entre la troposfera y la estratosfera. Si alcanza esta altitud, es menos probable que regrese a la superficie en forma de precipitación o mezclado con otras partículas, lo que extiende su presencia en la atmósfera desde cerca de una semana a aproximadamente un año.
Debido a la deriva continental, hace 717 millones de años la región afectada (la gran provincia ígnea de Franklin) estaba cerca del ecuador, allí donde entraba la mayor parte de la radiación solar que mantiene caliente la Tierra. Así que un gas muy efectivo a la hora de reflejar la luz entró en la atmósfera justamente en el sitio y la altitud adecuados para causar enfriamiento. Pero faltaba una cosa. Las erupciones que lanzaban azufre hacia el aire hace 717 millones de años no eran explosiones únicas de volcanes individuales como el Pinatubo en 1991, que por sí solo tuvo con su erupción un efecto refrigerante medible a escala mundial. Los volcanes de hace 717 millones de años se extendían a lo largo de más de 3000 km a través de Canadá y Groenlandia, y además entraban en erupción de forma continuada, no ocasional. Ante tal escenario, habría bastado más o menos una década de erupciones continuas para lanzar a la atmósfera una cantidad de aerosoles capaz de desestabilizar rápidamente el clima.
Cuanto más hielo, más luz solar se refleja y más se enfría el planeta. Una vez el hielo alcanza latitudes próximas a la actual California, el bucle de realimentación positivo toma el control del proceso y el efecto desencadenado de bola de nieve se hace básicamente imparable.
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